Hola!
Hoy vino a consultorio una bebé de 7 meses con diagnóstico de toxoplasmosis congénita. Esta imagen es parte del estudio de resonancia magnética realizado hace una semana:
Las estructuras cerebrales se han destruido completamente y han sido reemplazadas por líquido, mientras que se han preservado las membranas meníngeas, el tronco cerebral y parte del cerebelo. Esta condición se denomina hidranencefalia y es la expresión máxima de lesión cerebral perinatal. Se atribuye a una oclusión bilateral de las arterias carótidas que ocurriría entre las semanas 8 y 11 de la gestación y que detiene el proceso de neurogénesis (Cechheto, Ped Neurol 2013).
La preservación del tronco ha permitido que este bebé pueda abrir y cerrar los ojos, tener sobresaltos, recibir alimentos y deglutirlos, llorar, respirar, dormir, despertar, y tenga movimientos de las extremidades sin intencionalidad. Nuestra paciente tiene 7 meses de edad, claramente su diagnóstico no es incompatible con la vida (hay reportes de pacientes con hidranencefalia que llegan a la adultez).
Entonces, ¿Por qué empleamos esas palabras para informar a los padres? ¿Cuál sería la mejor forma de explicar el pronóstico adverso de estos pacientes de una forma más objetiva pero a la vez empática con la familia?
Aquí puedes revisar un artículo sobre hidranencefalia:
La Dra Samalvides publicó un trabajo sobre las presentaciones de toxoplasmosis congénita que puedes revisar aquí: www.neuroneo.net/publicaciones-nacionales
Comments