¡Claro que sí! Quizá la mejor pregunta sería... ¿Qué puede ver un recién nacido?
Muchos padres se sorprenden cuando les decimos que sí, que su bebé ya es capaz de ver. Otros se sorprenden cuando hablan al bebé y éste parece fijar la mirada, pero pueden estar confundiendo la respuesta al sonido con la visual. Los neonatos escuchan mejor de lo que ven.
Un bebé con problemas neurológicos severos puede lograr fijar la mirada y seguir un objeto, esto se debe a que esta habilidad reside en la subcorteza (a través de la vía retina-nervio óptico-colículo superior). Sin embargo, la discriminación de formas y colores depende de una corteza íntegra y las vías nerviosas del sistema geniculocalcarino adecuadamente mielinizadas (Volpe 2018).
La retina del bebé contiene bastones, que le permiten percibir contrastes. Distinguen mejor las curvas y tienen una preferencia por los patrones. Por eso, el mejor instrumento para evaluar la visión es un optotipo ubicado a 25-30 cm de los ojos del bebé.
Para evaluar la visión de un bebé es necesario examinarlo en un estado de vigilia tranquila (despierto y con escasos movimientos). Si se mueve mucho es posible que se distraiga y no logre fijar la mirada. A veces es mejor esperar a que esté vestido después del examen regular. Un bebé que está somnoliento o se acaba de despertar puede no lograr fijar la mirada y presentar movimientos oculares anormales por breves segundos. Si estos movimientos son persistentes y sobre todo si existen otras alteraciones neurológicas, es mejor referirlo.
La preferencia por los contrastes y las curvas hace que los rostros llamen mucho la atención del recién nacido. Cuando lacta, un bebé busca el rostro de la madre, ubicado a una distancia perfecta. Animemos a los padres a mirar fijamente a sus bebés (sin hablarles) y esperar la respuesta. Después pueden mover la cabeza lentamente y hacer gestos. ¡El bebé responderá!
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