¡Hola todos!
A propósito de un caso reciente de traumatismo perinatal, revisamos este tema que tocamos con poca frecuencia, pero cuando lo encontramos siempre nos preocupa. Evaluamos un recién nacido de término con una fractura de hueso parietal asociada a hematoma epidural, que requirió monitoreo electrográfico por presentar convulsiones a repetición.
¿Qué tan frecuentes son las fracturas de cráneo en los bebés a término? Algunas publicaciones como la de Hogberg (Acta Pediatrica 2020) señalan una frecuencia muy baja, cercana a 0.02 por mil nacidos vivos. En la mayoría de bebés la cabeza es la parte más voluminosa que atraviesa el canal vaginal y durante este pasaje es sometida a un intenso proceso de moldeamiento. Es de esperar por tanto que existan algunas fracturas menores que no sean detectadas y que el valor reportado sea menor al real. El trabajo de Hogberg revisó cerca de 1 millón 800 mil partos en los registros de Suecia, encontrando 40 fracturas de cráneo, la mayoría de las cuales (92.4%) se detectaron en el primer día de vida.
En el mismo estudio se encontró que el parto distócico es el factor de riesgo más frecuente para las fracturas de cráneo, así como el uso (cada vez menos común) de fórceps o vacuum en los partos instrumentados (en 45% de casos).
Otro dato interesante de la serie de Hogberg es que más de 85% de las fracturas de cráneo se asociaron a caídas libres o durante el transporte, no a trauma perinatal. Un trabajo local publicado por la Dra Carol Munayco (Acta Medica Peruana, 2021) evaluó 12 neonatos con diagnóstico de traumatismo craneoencefálico, encontrando que la mayoría tuvieron a las caídas como mecanismo de lesión principal, algunas de ellas ocurrieron en el propio hospital del estudio. En este serie 4 bebés presentaron hematoma epidural y tres de ellos fractura craneal, dos de gravedad por hipertensión endocraneana descompensada que requirieron evacuación quirúrgica de emergencia, datos que nos sugieren que la detección de las fracturas y hematomas epidurales adyacentes requiere una vigilancia estrecha por las potenciales complicaciones secundarias al aumento de la presión intracraneal. A diferencia de nuestro paciente, ninguno de esta serie presentó crisis epilépticas clínicas o eléctricas.
Cabe señalar que el estudio de neuroimagen ideal para la evaluación oportuna del traumatismo craneal sigue siendo la tomografía de cráneo sin contraste y con reconstrucción craneal. La imagen que incluimos en este post corresponde a la reconstrucción craneal de nuestro paciente y muestra con mucha claridad su lesión ósea.
Puede revisar el artículo de Hogberg aquí:
El artículo de la Dra Munayco puede ser revisado aquí:
コメント