¡Hola todos!
Nos ha pasado muchas veces que queremos examinar a un bebé en la consulta y los padres, sin que lo hayamos solicitado, colocan el celular a la vista del bebé con la intención de distraerlo y "facilitarnos" el examen. O nos cuentan que el bebé no puede ser alimentado si no es mientras está observando una pantalla.
Según un informe de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI, 2022) en nuestra región 2 de cada 3 niños menores de 2 años están expuestos a algún tipo de tecnología diariamente. Generalmente esta exposición empieza cuando los bebés empiezan a sentarse y gatear intentando desplazarse, de manera que el dispositivo es empleado para "controlar" ese desplazamiento. La exposición a pantallas reduce la experiencia multisensorial en el niño, la cual es básica el aprendizaje, y también reduce el juego simbólico, aquel que les permite fantasear y crear. Además se ha asociado a retraso en el lenguaje, sobre todo si ocurre a edades muy tempranas y asociado a condiciones como tiempo excesivo de exposición, el uso en segundo plano y la pobre participación de los cuidadores en la experiencia digital del niño. La pandemia de coronavirus incrementó esta exposición y las consecuencias aún no han sido evaluadas.
Un estudio recientemente publicado, realizado en Japón por Kushima (JAMA Pediatrics 2022), evaluó 84030 bebés al año y a los tres años de vida, estimando el tiempo diario de exposición a pantallas (nulo, menos de 1 hora, menos de 2 horas, 2-4 horas o más) en esos dos puntos de corte. El estudio encontró asociación entre el tiempo de exposición a pantallas antes del año de vida y el diagnóstico de autismo a los 3 años realizado mediante la prueba ASQ-3. Esta asociación existió en varones y no en las niñas (ambos grupos no tuvieron diferencias en el tiempo de exposición). El análisis se ajustó para factores maternos de riesgo (edad, situación económica) manteniéndose las conclusiones, Los autores señalan que las pruebas diagnósticas para autismo a los tres años pueden ser menos sensibles (solo diagnostican casos severos) por tanto podrían haberse perdido algunos pacientes, sobre todo niñas, con autismo leve. Además el tiempo de exposición fue una estimación hecha por los padres, puesto que no se cuenta con herramientas para medirlo en forma precisa.
La prevalencia de autismo es tres veces mayor en varones y se atribuye a factores genéticos aún no bien determinados. La OMS recomienda que los bebés menores de un año no sean expuestos a pantallas, mientras que la Academia Americana de Pediatría extiende ese plazo hasta los 18 meses, Recordemos evaluar el uso de pantallas como parte rutinaria de la consulta pediátrica y educar a los padres respecto a sus riesgos.
El documento de la OEI "Primera infancia en la era de la transformación digital" puede ser descargado aquí:
El artículo de Kushima se puede descargar en versión completa en este enlace:
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