¡Hola todos!
Asistimos a la ponencia de la Dra Paulina Toso para la Sociedad Peruana de Pediatría sobre encefalopatía de la prematuridad y pudimos repasar información reciente muy interesante que amerita más de un post. En esta primera publicación revisamos la publicación de Guillot y Miller (Seminars in Perinatology, 2021) donde se comenta la utilidad de las neuroimágenes para la detección de la injuria en la sustancia blanca.
Los autores describen las diferentes dimensiones de las lesiones, resaltando que su reconocimiento dependerá del tipo de neuroimagen que empleemos para detectarlas y del momento en que este examen sea realizado.
Los autores distinguen tres formas de lesión:
1. La necrosis focal quística, el tipo más severo y reconocible con ecografía y resonancia. La frecuencia de estas lesiones parece estar disminuyendo en el mundo, pero no parece ser el caso en nuestra región. Estas lesiones se asocian con más frecuencia a retraso motor y parálisis cerebral.
2. Lesión punctata (puntiforme) y necrosis focal microscópica: Estas lesiones focales son reconocidas con cada vez mas frecuencia en la resonancia cerebral y sólo ocasionalmente en ecografía. Se ubican de preferencia en la región central periventricular y pueden tener una disposición lineal (si el origen es hemorrágico) o en racimos (si es isquémico). Estas lesiones, particularmente si son muy numerosas, pueden asociarse al desarrollo de problemas motores y cognitivos.
3. Lesiones difusas no necróticas: involucran alteraciones en la maduración de la sustancia blanca, específicamente del linaje del oligodendrocito, con cambios inflamatorios y proliferación de otros tipos celulares, como astroglia y microglia. Aquí la asociación con resultados cognitivos anormales a largo plazo no es tan fuerte y podría ser modificada por factores externos como la estimulación, el factor nutricional y el socioeconómico, entre otros.
Las técnicas cada vez más refinadas de neuroimágenes pueden detectar con precisión las lesiones e identificar a los prematuros que se encuentran con más riesgo de alteraciones en el neurodesarrollo. En la charla se discutieron los protocolos de detección vigentes y se recalcó la importancia del uso de los recursos disponibles: la optimización de los estudios seriados de ecografía cerebral, la minimización del uso de la tomografía (su utilidad para ver lesiones de sustancia blanca es muy limitada) y la racionalización del uso de la resonancia magnética cerebral, dejando el momento de su realización según las características y la evolución de cada paciente.
Puedes revisar el artículo aquí: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/34456064/
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