¡Hola todos! ¡Llegamos al post #50!
Estamos preparando una presentación sobre seguimiento de pacientes de riesgo neurológico y encontramos mucha evidencia acerca del efecto deletéreo de la displasia broncopulmonar en el desarrollo de los bebés prematuros.
El primer trabajo que revisamos fue el de la Dra Martinez Biarge (AEPap, 2022) donde se discuten los diferentes mecanismos a través de los cuales la BDP puede afectar el neurodesarrollo. La pobre ganancia pondoestatural y las dificultades en la succión y la deglución limitan el aporte calórico necesario para el crecimiento cerebral óptimo inicial. Por otro lado, las complicaciones respiratorias también son causales indirectos, al duplicar el riesgo de hospitalizaciones en el primer año de vida, mientras que la disminución del volumen espiratorio forzado limita la capacidad para hacer actividad física.
Estas condiciones llevan a un exceso de morbilidad neurológica que se manifiesta como demora en la adquisición de los hitos motores, una prevalencia mayor de trastornos de la coordinación, menores habilidades visoespaciales, y mayor necesidad de terapia física y respiratoria. Por otro lado, los exprematuros con enfermedad pulmonar crónica tienen una frecuencia doble de retraso del lenguaje y problemas de la pronunciación en. los tres primeros años de vida. Además estos bebés suelen tener menor puntuación en las pruebas de medición de coeficiente intelectual que sus contrapartes de la misma edad gestacional sin DBP.
Los prematuros con grados más severos de enfermedad pulmonar presentan un mayor riesgo de diagnóstico de parálisis cerebral y retraso del desarrollo motor a los dos años, además de presentar menores coeficientes intelectuales y desempeño escolar en la adolescencia. El trabajo de Sara DeMauro (Pediatric Pulmonology, 2021) muestra estos hallazgos con claridad. Como podemos ver en el gráfico, la frecuencia de retraso del desarrollo (puntajes subóptimos de Bayley-3 a los 24 meses) y del retraso motor (medido con la escala de función motora GMFCS) crecen en forma proporcional a la severidad de la enfermedad pulmonar.
Se. han establecido diferentes intervenciones para disminuir la prevalencia de BDP, las cuales deben extender su efecto hacia la prevención de las alteraciones del neurodesarrollo. Nos falta mucho por aprender acerca de los determinantes de las diferentes trayectorias de los pacientes con BDP, y cómo el manejo hospitalario del eje cerebro-pulmón influye en el desarrollo cerebral posterior al alta hospitalaria.
Puedes descargar el artículo de la Dra Martínez Biarge aquí:
El artículo de DeMauro lo puedes revisar aquí: https://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1002/ppul.25381
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