¡Hola todos!
Recientemente hemos enfrentado las dificultades del manejo del estado epiléptico en bebés con patologías diversas. El estado epiléptico es una emergencia médica que requiere atención adecuada y oportuna para evitar sus consecuencias en el cerebro en desarrollo. Aprovechamos la situación para revisar el concepto del estado epiléptico en neonatos a propósito de una publicación muy reciente.
Empezamos recordando la importancia de contar con definiciones que se ajusten a nuestros pacientes neonatales. Todas las definiciones de estado epiléptico involucran el uso de electroencefalografía y relacionan los hallazgos con el tiempo.
En los adultos y niños más grandes, el término estado epiléptico se emplea cuando las crisis duran más de 30 minutos o cuando cualquier época (gráfico del EEG) de 1 hora de duración tiene más de 30 minutos de descargas (>50% del trazado). En neonatos, hasta hace poco se han extrapolado estas definiciones arbitrarias, aunque desconocemos la duración precisa de una crisis neonatal antes de que se vuelva refractaria al tratamiento, tenga el potencial de alterar el neurodesarrollo o altere la calidad de vida futura.
Las definiciones actuales de ILAE (Liga contra la epilepsia) sobre estado epiléptico no involucran a los recién nacidos. Tampoco han sido incluidos en la terminología recomendada por la Academia Americana de Neurofisiología. Debido a esta falta de consenso algunos expertos en neurología neonatal se reunieron recientemente para hacer una revisión sistemática al respecto (Nunes M. Epilepsia Open 2024), publicación que revisamos hoy. En la figura 1 observamos cómo la definición de estado epiléptico en el neonato ha ido cambiando a través del tiempo.
Debemos partir de un concepto que es cada vez más evidente: la mayor duración de las crisis y la mayor carga de las mismas (tiempo acumulado de crisis en un periodo determinado de tiempo) se asocian a la posibilidad de menor respuesta a tratamiento, más tiempo de hospitalización, más mortalidad, y más alteraciones en el examen neurológico al alta. Esta realidad hace necesario un consenso en las definiciones de estado epiléptico y carga de crisis en la población de pacientes neonatales, que presenta la mayor prevalencia de crisis en comparación con otras etapas de la vida, y que es la más vulnerables a los efectos de las convulsiones en el desarrollo cerebral.
Los autores encontraron hasta 4 diferentes definiciones de estado epiléptico en los 44 artículos revisados para el estudio. Cabe resaltar que estas definiciones se aplican para el EEG convencional, aunque se han extendido para el EEG de amplitud integrada.
Tiempo acumulado de crisis de >50% en cualquier registro de una hora de duración
Crisis recurrentes que ocupan más del 50% del registro
Crisis electrográficas que ocupan más del 50% del registro
Crisis electrográficas repetidas que ocupan más del 50% de cualquier registro de una hora de duración.
Algunos estudios describen los patrones sugerentes de estado epiléptico en el aEEG: un típico patrón "en serrucho" o una elevación persistente del trazado de base, como podemos ver en la figura a continuación:
La carga de crisis (seizure burden) también tuvo más de una definición:
Tiempo total de crisis en el EEG (en minutos).
Tiempo total de crisis EEG en una hora
Duración total de crisis electrográficas en segundos
En pacientes con EHI algunos autores han intentado clasificar la carga de crisis como alta y baja en base a tiempos y frecuencia de las crisis, con el objetivo de establecer asociaciones entre el volumen de la carga de crisis y el pronóstico.
Los autores del estudio concluyen que las definiciones de estado epiléptico neonatal son diversas, que la mayoría se basan en los hallazgos en el trazado EEG convencional (aunque también se incluyen los aEEG) y que muchos continúan empleando el límite arbitrario de 30 minutos (50% de carga de crisis en una hora) para la definición. No existe evidencia que sugiera que más allá de los 30 minutos las crisis sean más resistentes a tratamiento o su pronóstico sea peor. Por tanto aún no tenemos una definición adecuada a las características tan particulares de los pacientes neonatales.
Lo mismo ocurre para la “carga de crisis”. Aunque una carga más alta de crisis se asocia a pronósticos menos favorables, aún no tenemos un valor límite por encima del cual podamos hablar de “alta” o “baja” carga. Y es probable que los valores dependan de la causa subyacente a las crisis, como lo sugieren los estudios en pacientes con encefalopatía hipóxico-isquémica o cardiopatías.
Puedes descargar el artículo de Nunes aquí:
Comments