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#131 Eritropoyetina como monoterapia para el neonato asfixiado

Actualizado: 11 abr

¡Hola todos!

La hipotermia es por el momento la única intervención que reduce la mortalidad y morbilidad asociadas a la encefalopatía hipóxico-isquémica. Muchas intervenciones se están probando actualmente como terapia coadyuvante de la hipotermia, pero ¿qué alternativas podrían ser efectivas en países de medianos y bajos recursos donde esta tecnología no está disponible?

Recordemos antes de empezar la revisión que el ensayo clínico de Wu publicado en 2022 lamentablemente no pudo demostrar reducción de mortalidad o morbilidad cuando la eritropoyetina (EPO) se empleó como terapia coadyuvante a la hipotermia (lo comentamos en el post #7 de NeuroNeo). Por ahora entonces nos centraremos en revisar algunos trabajos donde se evalúa la efectividad de la eritropoyetina como monoterapia para EHI.

En su revisión del rol de la eritropoyetina en la neuroprotección en el recién nacido, Juul y Pet (Clin Perinatol, 2015) nos recuerdan que EPO es una citoquina originalmente reconocida por su rol en la eritropoyesis. En la vida prenatal se produce principalmente en el hígado, pero posterior al nacimiento su producción principal es renal. En el cerebro en desarrollo tiene un papel como factor de crecimiento y como agente neuroprotector, y es producida por diferentes células: astrocitos, neuronas, oligodendroglia y microglia. Su producción es estimulada a través del factor inducido por hipoxia (HIF-1). EPO activa múltiples cascadas que activan factores de transcripción que a su vez contribuyen a disminuir la inflamación y el estrés oxidativo. Sus efectos son antiapoptóticos, antiinflamatorios y neurotróficos. En el largo plazo puede estimular la neurogénesis, angiogénesis y oligodendrogénesis. Además la EPO incrementa la eritropoyesis, lo cual incrementa la utilización de hierro y evitar la acumulación de hierro libre que produce radicales libres.

Efectos neuroprotectores de la eritropoyetina. Adaptado y traducido de Juul y Pet, Clin Perinatol 2015.

Por su rol como agente neuroprotector, desde hace varios años se ha valorado el efecto de EPO sobre la injuria cerebral en EHI. Este tema es de especial interés en estas áreas donde la hipotermia no ha podido instalarse como el tratamiento estándar de la EHI y donde se hace necesario buscar otras alternativas.

El metaanálisis más reciente, publicado por Ivain (J Perinatol 2021) evaluó cinco estudios realizados en países de medianos y bajos ingresos (Rumania, Egipto, India y China) con un total de 348 neonatos. Tres de estos estudios tenían como objetivo el seguimiento por un periodo mínimo de 18 meses, los otros fueron por tiempos más cortos. Uno de los cinco estudios incluyó pacientes con encefalopatía leve. Las dosis empleadas de EPO fueron variables, entre 300 y 1500 IU/kg por una dosis o en dosis repetidas por periodos variables entre 3 días y 2 semanas.



Como podemos ver en el gráfico, el metaanálisis encontró que la EPO logró reducir la muerte o discapacidad, además del riesgo de parálisis cerebral, asociadas a EHI a los 18 meses de vida, pero no en el periodo previo comprendido entre los 3 y los 19 meses. Estos hallazgos nos llevan a resultados no concluyentes, y a la necesidad de más investigación de este tipo en la población neonatal. Un aspecto importante es que se confirma el perfil de seguridad de la EPO, puesto que no se registraron eventos adversos importantes en ninguno de los estudios.



La revisión sobre los mecanismos de acción de la eritropoyetina de Juul y Peet:


Puedes leer el estudio de Ivain en versión completa aquí:



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